De acuerdo al departamento de fisioterapia en la Universidad de California, los masajes es un procedimiento que se realiza con movimientos mecánicos mediante técnicas de pasión, golpes y amasamiento para aliviar el estrés acumulado en los músculos de la zona lumbar como el cuello.
La persona que realiza el masaje favorece la salud y bienestar en general, dentro de los tratamientos de fisioterapia hay técnicas especializadas para tratar lesiones, afecciones y diversas patologías. Entre los beneficios más sobresalientes se encuentra el aumento favorable en la circulación del organismo, relajación de los músculos y regulación de la respiración.
Algunas de las técnicas para el cuello se pueden realizar en casa sin ayuda, se encuentra el mecanismo de presión, fricción, roce suave y vibración, escoge el que más te haga sentido con las afecciones que tienes en la zona lumbar.
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Masaje de presión
Antes de realizar la técnica, asegúrate de aplicar calor durante 10 minutos para relajar toda la musculatura lumbar a trabajar, luego aplica presión con los nudillos en puntos determinados donde sufras de estrés. Con ayuda del dedo índice aplica presión moderada debajo del cráneo. Finalmente, realiza movimientos ascendentes y descendentes en todo el cuello, repite todo el proceso durante al menos 30 minutos.
Técnica de amasamiento
Aplica calor antes de trabajar la zona del cuello, coloca las manos sobre los extremos de cuerpo antes de llegar a la zona lumbar. Con movimientos estratégicos realiza un masaje en círculos y coloca especial atención en los músculos esternocleidomastoideos que se encuentran en la parte lateral, sigue así hasta llegar a las clavículas y sentirás como toda la zona sube de temperatura, finalmente coloca los pulgares abajo del cráneo para hacer movimientos en vertical.
Masaje con golpes
Con ayuda de los dedos índice y medio empieza golpeando levemente la frente hasta bajar al cuello, realiza movimientos circulares en las zonas más delicadas que se encuentran cerca de los ojos. Finalmente, coloca tus dedos debajo de los laterales del rostro para simular pequeñas vibraciones. En caso de que tengas un aparato vibratorio, apóyate de él para llegar a las partes alejadas.
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