Es normal que algunos niños se sientan ansiosos o llorosos al enfrentar la separación de sus padres al ingresar a la escuela. Si estás pensando en cómo evitar que tu hijo llore, aquí hay algunas sugerencias que podrían ayudarte a apoyarlo y hacer que la transición a la escuela sea más suave.
La mayoría de los niños pasan la mayor parte de su tiempo con sus padres o cuidadores. La separación de la figura de apego principal puede generar ansiedad y estrés en los niños más pequeños, lo que se manifiesta a través del llanto. La escuela puede ser un entorno nuevo y desconocido para los niños, especialmente si es la primera vez que asisten. El miedo a lo desconocido, como nuevas personas, reglas y rutinas, puede provocar ansiedad y llanto.
Algunos niños lloran como una forma de llamar la atención de los padres o cuidadores. Pueden haber aprendido que el llanto provoca una respuesta inmediata y buscan consuelo y confirmación de la presencia de sus seres queridos. Es importante tener en cuenta que el llanto al dejar a un niño en la escuela es una fase normal de desarrollo.
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Sin embargo, hay estrategias que los padres y cuidadores pueden adoptar para facilitar esta transición, como establecer rutinas de despedida consistentes, hablar positivamente sobre la escuela, involucrarse en actividades preescolares para familiarizar al niño con el entorno escolar y comunicarse abiertamente con los maestros para garantizar una transición más suave.
Mi hijo llora mucho cuando va a la escuela ¿qué hago?
Crea una rutina de despedida consistente
Establece una rutina de despedida que sea constante y reconfortante. Puede incluir un abrazo, un beso o una frase especial antes de decir adiós. La consistencia en la despedida puede proporcionar seguridad a tu hijo. Habla con tu hijo sobre la escuela de una manera positiva. Anima las conversaciones sobre lo que aprenderá, las nuevas amistades que hará y las actividades emocionantes que realizará. Asegúrate de escuchar sus preocupaciones y responder a sus preguntas.
Conoce a los maestros y compañeros
Familiariza a tu hijo con el entorno escolar antes del primer día. Si es posible, visita la escuela con anticipación y conoce a los maestros y algunos compañeros. Esto puede hacer que el primer día sea menos intimidante. Si es posible, organiza encuentros con otros niños que asistan a la misma escuela. Esto puede ayudar a tu hijo a tener algunos rostros familiares el primer día y fomentar nuevas amistades.
Recompensas y reforzamientos positivos
Considera establecer un sistema de recompensas para alentar el comportamiento positivo al enfrentar la escuela sin llorar. Puedes ofrecer pequeñas recompensas al final de cada día o semana que haya pasado sin lágrimas.
Recuerda que la adaptación a la escuela puede llevar tiempo, y cada niño es único. La paciencia y el apoyo constante son clave para ayudar a tu hijo a superar cualquier ansiedad inicial. Si la preocupación persiste, considera consultar con un profesional, como un consejero escolar o un pediatra, para obtener orientación adicional.