Los berrinches de tu hijo pueden ser uno de los momentos más estresantes y cansados en tu trabajo como mamá, sin embargo, es fundamental que sepas qué hacer para evitar que el problema escale poco a poco hasta que sea imposible tener el control completo de la situación, es por eso que antes de reaccionar de manera impulsiva, debes observar a detalle cómo se está desenvolviendo la rabieta, así tendrás más herramientas para actuar.
Durante los primeros años de vida de tu hijo, los berrinches serán un mecanismo de defensa para poder intentar explicar sus pensamientos, todo debido a la falta de regulación emocional, así que será tu papel acompañarlo para que aprenda a expresarse sin necesidad de llegar al llanto y el enojo.
Tranquila, todos los niños presentan berrinches en alguna etapa de su infancia, sin embargo, está en tus manos el poder hacer uso de los pasos adecuados para que estos momentos se eliminen y ayudar a tu hijo para que puedan crear una relación de diálogo para que maneja cada vez mejor sus emociones.
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¿Cómo manejar un berrinche de mi hijo?
El primer paso para poder manejar de manera correcta un berrinches es siempre mantener la calma, si comienzas a exaltarte junto a tu hijo, el resultado será bastante caótico para ambos, ya que debes recordar que tú como mamá eres su ejemplo frente a la regulación emocional, así que respira profundo y comienza con el diálogo.
La distracción es ideal, buscar que tu hijo piense en otro tema y ayudarlo a buscar con tus palabras lo que realmente busca expresarte, es importante dejarle claro los límites y tomar distancia si el berrinche llega a un punto agresivo, ya que los niños, en ocasiones, buscan atención inmediata con estas rabietas, de forma que se les debe dejar claro que existen tiempos y no todo está en su control.
¿Qué no hacer frente a un berrinche?
Es indispensable que siempre dejes claro tu papel frente a tu hijo, es decir, nunca puedes perder la figura de autoridad, en especial frente a un berrinche, es por eso que los límites y reglas son un paso clave para calmar cualquier rabieta, además el tomar un paso atrás y alejarse un rato del problema con un tiempo fuera también tendrá buenos resultados, resaltando que tú siempre tienes la última palabra.
Recuerda que debes hablar con tu hijo acerca de sus emociones, reconociendo la frustración, enojo y tristeza, de esta manera él también tendrá las herramientas para comunicarse contigo poco a poco sobre todo lo que está pasando, este trabajo en conjunto se refleja en futuros berrinches, regulando su sentir y así sepas mejor qué hacer en cada caso.