Conforme los hijos van creciendo existen nuevas preocupaciones. Cuando empiezan a caminar una de las más frecuentes es saber si mi hijo o hijja tiene que usar zapatos ortopédicos. Y es que estos son de suma importancia para su desarrollo físico. Es por eso que aquí te traemos información para que sepas si tu hijo los necesita o no.
Si te preguntas si el crecimiento de tu hijo sigue un curso normal en términos posturales, es probable que hayas notado la falta de arco en sus pies o la falta de alineación en rodillas y caderas. Es completamente normal que los niños presenten malas posturas en sus primeros años, ya que sus huesos, músculos y postura se ajustan en función de su desarrollo motor, como gatear, ponerse de pie, caminar y correr.
¿Cuándo llevar a mi hijo con el ortopedista?
Una pregunta común es cuándo detectar si un niño tiene pie plano o problemas posturales. El pie plano es una condición común en bebés y niños pequeños debido a la laxitud o debilidad de los tendones que sostienen las articulaciones en el pie. Normalmente, los tejidos se tensan y forman un arco alrededor de los 2 o 3 años de edad. Sin embargo, en algunos casos, este arco puede no formarse.
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Se recomienda una evaluación a partir de los dos o tres años, cuando el desarrollo motor del niño es más estable. Un ortopedista determinará cualquier problema relacionado con los huesos y músculos y, si es necesario, recomendará un tratamiento.
¿Cómo sé si mi hijo necesita zapatos ortopédicos?
El pie plano pediátrico se caracteriza por la caída total o parcial del arco normal en la planta del pie de los niños. El diagnóstico preciso se realiza cuando el niño comienza a dar sus primeros pasos. Aunque la mayoría de los niños con pie plano no presentan síntomas, algunos pueden experimentar dolor, calambres, desvío del talón, torpeza al caminar o dificultades en actividades físicas.
El diagnóstico del pie plano implica una exploración física detallada por parte de un ortopedista pediátrico, observando la forma del pie en diferentes posiciones. Se puede complementar con la evaluación de la huella plantar en el podoscopio y, si es necesario, radiografías para evaluar ángulos de carga. El tratamiento varía según la presencia de síntomas:
- Sin síntomas: En muchos casos, no se requiere tratamiento, pero se realiza un seguimiento periódico.
- Con síntomas: El ortopedista puede sugerir dispositivos ortopédicos/personalizados, terapia física o modificaciones en el calzado.
Cuidar la salud postural desde temprana edad garantiza un desarrollo óptimo y previene posibles problemas a medida que los niños crecen. Consultar con un especialista es clave para abordar cualquier inquietud y asegurar un cuidado adecuado. No olvides seguirnos en Facebook.